
La añoranza de lo que ya no es ni esta,
transborda al vació, e inflama las ansias
de no poder resguardar con el alma sus recodos.
Bésame con la intensidad del fuego.
Recórreme como estrella que alumbra tus días.
Siénteme como el viento mismo que cubre tu piel.
Mírame como la mujer, que palpita en tus brazos.