30 de junio de 2007

Aún es tiempo de caminar con ellos y no por ellos.

Donde queda nuestra juventud, tan distinta a la de otrora, que llevaba en las venas la rebeldía de la lucha de valores. Ella tenía por consignas la igualdad la libertad, el amor fraternal, era el tiempo de los tatuajes donde se plasmaba consignas de lealtad. Donde se escuchaban los sonidos de las aves y de las olas del mar, donde el susurro del aire era canción de vuelo constante. Donde los colores parecieran el eterno arco íris.
Donde quedo escondido el horizonte, donde miles de poetas inspiraron sus escritos. Donde quedó esa juventud que no ha podido plasmar en la de ahora esos sentimientos, Paz y Amor eran las consignas, de los colores, sin degrades ni simetría. Fueron otros tiempos, otras evocaciones que movieron el mundo en los 60 hasta los 80. Hoy nuestros jóvenes solo conocen el sexo como expresión única que alcanza matices únicos, pues creo que la carencia de brazos y lazos familiares, los arroja a los únicos brazos que le proporcionan ese calor de Amor, único que debería ser brindado en el seno familiar. Ellos solo conocen las voces de sus amigos y compañeros de estudio, pues los diálogos familiares, solo se traducen a un sin numero de frustraciones, y deseos que son inalcanzables. El eterno monólogo de pesimismo que pronuncian sus padres. Mamá ya no esta presente en la hora del regreso a casa, la comida caliente, que nos hacia desear llegar a mitigar el hambre que teníamos después de clases. O el imaginar a última hora de clases con que deliciosa comida nos sorprendería. Pues ahora la comida espera ser llevada del friser al microondas, y son tus manos quienes tienen que hacerlo, Que difícil es tu tiempo. Te hemos dado las sobras de aquello que no teníamos, alta tecnología. Ya no tienes los héroes que acompañarían tus deseos de imitar, pues tus héroes son prototipos de gente tal vez con emociones pero carentes de sentimientos y que no conocen el termino medio de las reacciones humanas, te ofrecemos héroes ciberespaciales. . Que te hemos hecho hermosa juventud, como hemos destrozado tus ansias de vivir. Cortamos tus alas para no volar, hemos sembrado en tu alma el materialismo, como único recurso de poder mitigar la falta de los lazos familiares. Pues nuestras obligaciones son más importantes y nuestro trabajo nos exige más tiempo y las horas parecen pocas para cumplir con las tareas. Y te hemos robado tu tiempo y tú no dices nada pues no conoces otra forma de vivir.
En aquella habitación solitaria cuya puerta siempre permanece encerrada esta un joven desde hace horas conversando con alguien sin rostro ante una computadora. O entonces tratando de vencer al PC en un juego que alguien le presto o tal vez el que papá compra en el recorrido a casa. Y en tus manos te lo pusieron diciendo toma hijo para que no te aburras. Donde quedaron los juegos de pelotas, o los paseos juntos. Donde quedaron los días donde la familia se sentaba junta a conversar de los sueños y los deseos, o de ver reposar el sol en las calmas aguas del mar en un horizonte que brindaba armonía a nuestras vidas. Donde guardaron la caña de pescar que compartían padres e hijos en un domingo.
Cuando me sentía nostálgica corría a la playa y me sentaba viendo el horizonte escuchando la rebeldía del mar admirando el paisaje marino, el abrazo de amor entre la arena y las olas, y súbitamente ante toda esa furia se vislumbraba una calma eterna que daba paz a mi alma y me hacia sentir esa bruma en mi rostro que la vida era bella.
Miraba el ocaso y el vuelo de las gaviotas en busca de alimento y como cruzaban el firmamento. La naturaleza era nuestra gran enseñanza. Hoy no es más que el fondo de un gran escenario donde corremos tan apresadamente y donde permanecemos ensordecidos por el walkman que taponaron nuestros oídos ante el grito del silencio. Ya no sienten placer al escuchar el cantar de un ave. Ni tiene sentido el vuelo alto de un cóndor, Ya no representan nada, pues no hemos podido sembrar en sus corazones la majestuosidad de la naturaleza que pareciera también estar desahuciada en nuestras manos. Que quedo atrás, donde nos equivocamos, será que en nuestra época deseamos tantas cosas materiales e inalcanzables que ahora pretendemos dar a nuestros hijos ese sin número de cosas banales y olvidamos extender nuestras manos para acariciar sus frentes y abrir nuestros brazos para estrechar sus cuerpos. Que peldaño nos saltamos, Y miro aterrada como ellos van creciendo y haciéndose hombres, pues como será el mundo de mañana. Como serán sus vidas futuras tan carentes de sentimientos.
Creo que aun estamos a tiempo de rescatar lo verdadero y eterno el alma que parece no tener brillo, creo que es tiempo de darle tiempo justo a las cosas, y brindarles más que lo que nuestros bolsillos les puedan dar. Aún nuestros jóvenes están a tiempo de ser curados de esta enfermedad terminal de la soledad en que están sumersos, aún es tiempo de poder darle lo mejor de nosotros mismos. Aún es tiempo de caminar con ellos y no por ellos.
Letty 30-07-99

Orgullosa de Ser Venezolana