28 de junio de 2007

El instante en que se deja de vivir



Por un instante cierro mis ojos, y hago una retrospectiva de todo aquello que he vivido, y lo que he deseado vivir, y tan sólo existe un espacio que desearía no haber escrito, unas palabras que desearía no haber dicho, un sentir que tan solo el tiempo es el arquitecto de la gran obra.

Ese justo instante creo que fue el que deje de vivir, por el simple hecho de silenciar la voz de mi mejor amigo, MI CORAZON, la razón expandió su sensatez, y el temor, dictaron las directrices de como deberían ser.

Cuando silenciamos el corazón y nos dejamos llevar por la razón, o un mal momento tan sólo morimos o dejamos de vivir. Aunque en instantes pareciera sensato la inversa. Como saberlo si tan sólo no se vino al mundo con un manual para saber amar. Y muchas veces tan sólo se pierde un gran sentir, un gran Amor.

De los niños admiro su falta de miedos, su carácter temerario, no temen a nada ni a nadie. Son los artífices del amor, el perdón la sinceridad.

El adolescente combate entre lo impuesto y la lucha que desea batallar en el campo de batalla de la vida. Es temerario pero a la vez cauto, sabe de las verdades y las adapta a su esencia.

Del adulto poco es lo que desearía copiar realmente, pues corre a una velocidad extrema, sus días se debaten entre deber hacer, prioridades que desplazan los sentimientos, obligaciones impostergables, razonamientos que dice Maduros.

Del anciano su capacidad de historia vivida, sus sueños inalcanzados, su razonamiento su regreso a las raíces y a la esencia del ser.

De nada valen las disculpas, el tiempo no tiene marcha atrás, ni lo dicho se retracta, y mas aun cuando se hirió un corazón, ese instante se torna limbo para no vivir.

Pero lo que lamento, fue un instante en el cual deje de escuchar al Amigo que existió antes que yo en cuerpo, MI CORAZON, y perdí la estrella que dio luz y alumbro mi existir.
Letty

Orgullosa de Ser Venezolana