Desde las entrañas de la tierra

Brotas de la Madre Tierra cual leche materna
cayendo con la fuerza misma del Amor ausente.
Cual velo de novia cubres la alta montaña
y desciendes vertiginosamente dejando huella.
Con el ímpetu venido desde tus entrañas,
suplicas al Dios de la vida
a que abra de nuevo los ojos de quien con Amor
por instante de ti se despidió
Para luchar por un pueblo contra las Armas de fuego
de quien dueño de tus valles pretendió ser.
Arduo combate en la ensenada se dio
y un disparo su pecho traspaso,
cegándole la vida, robándote los sueños
infame y cruenta batalla entre dos mundos desiguales.
Uno cultiva la esperanza de la llanura, del Páramo y sus frailejones
El otro en codicia de poseer lo que jamás fue, ni seria suyo.
Desde las profundidades de la tierra brota el llanto
de una historia de Amor que no concluyo
elevándose al cielo en suplica resquebrajando el alma,
de quien en noches de luna llena,
dicen escuchar el llanto y la suplica de la India Carú .
En lo alto de la montaña su rostro fundió en una roca y se sus ojos
brotan lo que las nubes recogen al pasar por el Valle.
dice el viento que exhala dulcemente una caricia Materna
tratando de confortar a quienes lloran por Amor.
Uniendo sus llantos a los de la princesa Carú.
Para elevarlos al cielo, y dejarles caer cual ostentoso velo
por la cuesta de la montaña de Bailadores.
como símbolo de un sueño y deseo de abrazar.
El despertar de dos cuerpos que se fundieron
en la piedra mas alta de la montaña
en forma de rostro que mira a las estrellas

acariciada por las noches de luna llena.