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Como decirle no a la vida
si ella se perfila, con la fuerza del agua,
que recorre el camino mas duro y pedregoso.
Como no entender que en lo alto del cielo
una lágrima tuya
cae en la cima en forma de cristal
deseosa de ser acariciada, por el roce del primer rayo del sol.
Ese toque que arde de pasión y se derrite ante tanto Amor.
Una gota, tan solo una gota unida a otras
contenidas en el mismo abrazo.
Llegan unísonas y entre tantas en la cima dejan
que las unan la providencia divina.
Es cuando un riachuelo nace
pequeño ante la codicia humana,
y es en la sabiduría de la Madre Naturaleza,
que ese curso de agua en el suelo agreste y pedregoso
une en su abrazo a mil gotas del rocío.
Imponente su caída, vigoroso rugido
frío de piedra y abrazo celestial
bruma de rocío, caricia sobrenatural.
Lo que nadie miro en esencia
cuando del cielo descendió,
ante esa inmensidad
el Hombre se vuelve minúsculo.
Así en el transitar de caminos agrestes y llenos de obstáculos
el curso de un riachuelo nos da la enseñanza,
no bastan las grandes obras para ver una maravilla.
Para llenar el alma de esencias y querencias
sino que uno a uno sean los detalles
para que al envolverles todos
tengas delante de ti
una obra divina llena de sabiduría y bondad.
si ella se perfila, con la fuerza del agua,
que recorre el camino mas duro y pedregoso.
Como no entender que en lo alto del cielo
una lágrima tuya
cae en la cima en forma de cristal
deseosa de ser acariciada, por el roce del primer rayo del sol.
Ese toque que arde de pasión y se derrite ante tanto Amor.
Una gota, tan solo una gota unida a otras
contenidas en el mismo abrazo.
Llegan unísonas y entre tantas en la cima dejan
que las unan la providencia divina.
Es cuando un riachuelo nace
pequeño ante la codicia humana,
y es en la sabiduría de la Madre Naturaleza,
que ese curso de agua en el suelo agreste y pedregoso
une en su abrazo a mil gotas del rocío.
Imponente su caída, vigoroso rugido
frío de piedra y abrazo celestial
bruma de rocío, caricia sobrenatural.
Lo que nadie miro en esencia
cuando del cielo descendió,
ante esa inmensidad
el Hombre se vuelve minúsculo.
Así en el transitar de caminos agrestes y llenos de obstáculos
el curso de un riachuelo nos da la enseñanza,
no bastan las grandes obras para ver una maravilla.
Para llenar el alma de esencias y querencias
sino que uno a uno sean los detalles
para que al envolverles todos
tengas delante de ti
una obra divina llena de sabiduría y bondad.
