Aprender a vivir con los recuerdosy hacer que ellos no sean obstáculos para nuestro crecer
es algo que muchas veces es difícil de lograr.
Hay sentimientos y huellas que marcan nuestras vidas
y en las ausencias el recordar nos llena de mil emociones.
Si los recuerdos, nos inspiran a escalar la montaña
para alcanzar la cima de los deseos bienvenidos sean,
más sin embargo si esos recuerdos tan sólo nos centran
el mirar por el imperceptible espejo retrovisor
jamás podremos ver las sendas nuevas que la vida nos ofrece.
Es como si de pronto estancamos nuestros pasos
y nos negamos a ver mas allá de un mundo que gira sin detenerse.
Cuando hablo de la huellas del Amor, es porque cada sentir hacia alguien
es un sentimiento noble de Amor pues el, es el pasaporte que tenemos
entre las manos para traspasar cualquier frontera de una persona
y dejar huellas en su breve paso por nuestra senda.
Recordar es ordenar las ideas vividas, para aprender de ellas,
mismo los fracasos por mas terribles que sean, nos enseñan
que errores cometimos, para no volver a fallar.
Es el caminar entre aciertos y fracasos, Caer y levantarse
aunque lleve tiempo sanar las heridas de las caídas.
Yo aprendí a abrazar de la misma manera los triunfos y los desaciertos
sabiendo mi condición humana y que no poseo fórmulas mágicas.
La esencia del Ser es limitada, su divinidad el apoyo persistente
que nos da fuerzas para alzar vuelo una y otra vez.
