Tan sólo no estas en la inmensidad de mis días
Añoro tu Ser, tu esencia, tu boca,
que recorrían los pliegues y mis redondeces creando ríos de pasión.
Tu lengua, humedeciendo los poros hambrientos de la lava de tus deseos.
Tus manos hacedoras de placeres indecentes,
que resultan gestos de un amante dulce en mi mente.
Tan sólo no estas en la inmensidad de mis días
Y añoro el salvaje bosque de tu cuerpo, abierto a la seducción de mi cuerpo.
Tus ojos, recorriendo mi piel sudorosa mientras tu pecho me acuna en el lascivo sueño.
Mis pies, enredándose en arrebatos, mis manos abriéndose a tu piel.
Añoro el grito epicúreo de nuestra pasión.
La luz tenue de aquella vela iluminando nuestros cuerpos y el aroma del incienso ...
que se mezcla en el mizcle aroma de nuestros deseos, consciente al abrir mis ojos
tan sólo evoco la añoranza de deseos, añoranza de tu amor...
