Es el recuerdo con sabor a Hogar que soñamos un día ser nuestro último camino a recorrer; es el encuentro con las tradiciones con que cada pueblo, recibe año trás año a quienes le visitan.
Ver el Duero desde lo alto de la Catedral de oporto, es ver el recorrido magestuoso de una puerta abierta a los Mares, que en otrora se abrieron a descubrir un mundo desconocido. Es intenso el recorrido que se avista en la distancia, sentir su esencia y su magia desde sus orillas es sentir en la piel la intensidad de un pueblo sumergido en sus sueños. Nos reencontrarnos con la historia reflejada en los muros de piedra altivos al cielo, el reflejo de dos mundos de una época pasada y una apertura a la modernidad. Esa campana que aún marca con exactitud el paso de las horas.
El compartir una mesa emocionada con aquellos que esperan aún por el abrazo del retorno final.
Por ello abrazo estos recuerdos que me unen aún sueño sin materializar, pero con la certeza de que algún día pueda hacer una realidad.
21 de julio de 2007
Recuerdos con sabor a hogar
